Café Chulo Aguilar
El nombre de esta edición es un pequeño homenaje a uno de los hombres que nos ayudó en el proceso de siembra del café. El Chulo tenía un conocimiento particular, una memoria de cómo se sembraba el café antiguamente, así mismo un ojo crítico frente al proceso de cultivo, el suelo y su calidad.
El Chulo era vecino nuestro y una persona que conocíamos desde siempre, no recuerdo la primera vez que lo ví solo recuerdo que Siempre se le veía fumando. Su nombre real era Salomón Aguilar, un hombre solitario, de piel oscura, delgado pero muy fuerte.
Era difícil calcular su edad, nadie la sabía, aunque se especulaba, muchos años, nunca lo vi envejecer.
Su finca quedaba un poco más abajo, a unos dos cigarrillos de distancia, estuvo casado con doña Blanca, pero después de los cinco hijos que tuvieron se separaron.
Dentro de sus habilidades estaba un conocimiento amplio del cultivo de diferentes alimentos, sabía de café, plátano, yuca, cebolla, habichuela, frijol, arveja, maíz entre muchos otros. Además, tenía conocimientos de albañilería, por periodos, sobre todo cuando había perdido todo en alguna cosecha, solía desaparecer unos meses, viajaba a Bogotá para trabajar como asistente de construcción en alguna obra.
Sabía hacer estufas de leña, el construyó la estufa de nuestra casa, una estufa que a diferencia de muchas estufas de la región tenía la cualidad de que todo el humo salía por el buitrón y no se colaba dentro de la casa, duró muchos años.
También sabía del monte en alguna época fue tigrero y conocía algunos trucos para contrarrestar las picardías que alguna bruja o duende pudiese hacer.
El dibujo muestra al Chulo midiendo con una vara de 2 metros la distancia ideal para sembrar el café, hace parte de una serie de dibujos sobre la memora de la finca.